Un grupo de consumidores norteamericanos acaba de entablar una demanda colectiva contra el fabricante de electrónica Panasonic ante un tribunal federal de Nueva Jersey, en Estados Unidos. Los demandantes alegan que sus televisores de plasma han ido perdiendo calidad con el tiempo hasta el extremo de que en estos momentos ya no muestran ni el contraste, ni el brillo ni los colores que la compañía promete en su literatura y en su publicidad. Esta degradación ha sido paulatina a lo largo del tiempo, pero apreciable cuando se compara con televisores de la misma clase que no hayan estado encendidos.




No es la primera vez que los consumidores se quejan sobre este tipo de deficiencias en ciertas pantallas de plasma, aunque hasta el momento las quejas y reclamaciones se habían limitado a los foros de Internet dedicados a imagen y sonido. Por su parte, la compañía alega que la denuncia no tiene ninguna base, aunque ha declinado ofrecer mayores explicaciones. En cualquier caso, hace unos días un representante de la compañía respondía las preguntas de un periodista de CNET, reconociendo que los cambios en los niveles de negro se producen de forma automática a lo largo de la vida de los televisores de plasma, y que un aumento en el brillo de fondo sería necesario para lograr que la pantalla diera siempre la mejor calidad de imagen. Nadie ha conseguido explicar hasta el momento como una reducción del contraste y un empeoramiento de los negros puede redundar en una mejora de la imagen.

Según diversos expertos, las nuevas pantallas de plasma Viera incorporan en estos momentos determinados controles automáticos que hacen que esta pérdida gradual en la calidad del color negro sea mucho más lenta, de manera que la diferencia se note mucho más tarde. La compañía ha afirmado en un comunicado enviado a CNET, que diversos componentes electrónicos instalados en los televisores de plasma sufren ciertos cambios durante los primeros años de uso, de manera que es preciso ajustar el voltaje y la luminosidad de fondo para lograr la mejor imagen. Estos ajustes se producen de forma automática tras ciertos períodos de uso prefijados. A partir de un determinado momento, los cambios cesan, y ya no es necesario realizar más ajustes, mientras que la imagen sigue siendo excepcional.

El problema es que Panasonic no ha querido especificar qué componentes en concreto son los que sufren cambios a lo largo del tiempo, el período que pasa entre cada ajuste, a partir de qué momento se estabiliza todo y ya no hace falta ajustar más, y sobre todo por qué en la propaganda no se explica a los consumidores que la imagen que perciben en los primeros momentos no se va a mantener inalterada a lo largo del tiempo. Los consumidores norteamericanos que tienen en su poder uno de estos plasmas consideran que la merma en la calidad de imagen es absolutamente inaceptable.

Fuente | Electronista

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