Cuando Will Wright fundó en 1987 la empresa desarrolladora Maxis Software, jamás se imaginó que una fórmula tan simple (y a la vez tan compleja) se iba a transformar en el secreto del mayor éxito de la industria de los videojuegos.




Las primeras dos versiones de los Sims vendieron más de 100 millones de copias en todo el mundo transformándola indiscutiblemente en la franquicia más vendida de la historia. ¿Pero cuál es su secreto? ¿Por qué no podemos dejar de jugar a Los Sims? Neoteo reflexiona sobre el título más exitoso de todos los tiempos.

Will Wright y Jeff Braun fundaron en el año 1987 una productora independiente de videojuegos que pretendía unir ciencia con entretenimiento. Si alguien tuviese que categorizar los trabajos surgidos de la desarrolladora Maxis, podría decirse que se maneja del género de la simulación científica. SimCity fue el primer título de la compañía, lanzando en 1989, el cual catapultó a Wright a un éxito que no pudo mantener con sus siguientes lanzamientos. Si bien desarrollaron grandes juegos como SimEarth: The Living Planet (1990), SimAnt: The Electronic Ant Colony (1991), SimCity 2000 (1993), SimCopter (1996) y SimCity 3000 (1999), no fue hasta entrado el nuevo milenio que su historia cambió para siempre.

Electronics Arts aprovechó el mal momento económico de Maxis haciéndose de la empresa, en el año 1997, por una suma que rondó los 125 millones de dólares. La misma EA exigió a Wright el lanzamiento de un juego que estuviese entre los 10 más vendidos, a la cual el verdadero creador del mundo Sim respondió con el lanzamiento de SimCity, el cual había sido cancelado años antes por no existir la tecnología necesaria para su desarrollo. El juego recibió una aceptable acogida por parte del público y la crítica, pero fue esta capacidad de entrar en el buscado eje Z de los juegos 3D la que le otorgó a Maxis la oportunidad de cambiar la historia de los videojuegos. En el año 1999 fue anunciado bajo el llamativo rótulo de “Simulador social” un juego llamado simplemente The Sims (utilizando el prefijo Sim que existía en todos los títulos de la compañía). Pero fue en febrero del año 2000 que Los Sims vio la luz en más de 60 países y en 22 idiomas diferentes.


Los Sims presentaba un mundo que tenía sus propias reglas, cultura y filosofía, pero que a pesar de ello estaba íntimamente ligado a lo cotidiano. Durante el juego, el usuario debía crear un avatar con sus propias características físicas y psíquicas, y dedicarse a “construir” su vida. En una llamativa mezcla que incluía pinceladas del conocido Tamagotchi mezclado con el concepto de “casa de muñecas”, Los Sims nos permitía (y nos exigía mediante las necesidades de nuestros personajes) alimentar, divertir, asear, socializar, dar descanso y hacer sentir confortable a estos seres que, como nosotros, debían esforzarse y aprender a organizar sus acciones para vivir. Su realización laboral, su éxito amoroso y conservar un óptimo estado de salud eran nuestros objetivos en sus vidas (¿y no lo son en las nuestras tras la frase “Salud, Dinero y Amor”?). Podíamos construir las casas a nuestro antojo dependiendo de la cantidad de Simoleons (moneda Sim) que poseyésemos, culturizar a nuestra personita digital mediante la lectura de libros específicos y hasta aprender frases y expresiones de su propia lengua (Simlish, es en nombre del idioma Sim). Esta primera parte de la franquicia junto con sus 7 expansiones lanzadas a lo largo de los años 2001, 2002 y 2003, fue la que logró alcanzar las 100 millones de unidades vendidas, y elevar a Will Wright y a Maxis como eminencias en la industria del entretenimiento digital siendo el título de PC más vendido en la historia de los videojuegos.

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