El BIOS, también conocido como "Sistema Básico de Entrada/Salida", cumple un rol crítico en la fase de inicio tanto del ordenador como del sistema operativo. Sus niveles de control pueden ser muy básicos, con parámetros como la fecha y la hora, o extremadamente sensibles, como la velocidad del procesador y los niveles de voltaje.


Su utilidad es innegable, pero el BIOS ya tiene un cuarto de siglo de antigüedad, y ha sido extendido y modificado en exceso para adaptarse a nuevo hardware. Una solución más moderna es necesaria, y la Interfaz de Firmware Extensible, conocida como EFI, tal v
ez sea la respuesta. Intel ha propuesto desde hace un tiempo su propia versión del EFI, pero hasta ahora, la resistencia de los fabricantes es lo que ha mantenido alejada a esta tecnología de la mayoría de nuestros ordenadores.

En general, el usuario promedio no conoce bien al BIOS. Puede llegar a ver alguna que otra leyenda sobre el BIOS al inicio del ordenador, pero es muy poco probable que se vea en la necesidad de ingresar a él, a menos que desee realizar un ajuste de bajo nivel en la configuración del ordenador. Uno de esos ajustes puede ser el overclocking. Existen muchas utilidades (algunas disponibles a través de los mismos fabricantes de placas madre) que permiten realizar un overclocking dinámico desde el interior de Windows, pero la mayoría de los que practican esta actividad prefieren cambiar los valores directamente desde el BIOS. Recuerdo el BIOS de mi ya desaparecido 386 DX, en donde aprendí a realizar formatos de bajo nivel a discos rígidos de 40 MB para dejarlos a punto. Desde entonces, los BIOS han recorrido un largo camino, cambiando de forma considerable, pero al mismo tiempo conservando código que posee veinticinco años de edad.

Muchos consideran que es momento de reemplazar al BIOS. Su estado actual ha excedido ampliamente a su función original, con BIOS modificados por los fabricantes para adaptarlos a nuevos componentes de hardware que de otra forma no podrían funcionar. El mejor reemplazo que existe actualmente para el BIOS es el sistema EFI, o Interfaz de Firmware Extensible, un "hombre del medio" entre el sistema operativo y el firmware de una plataforma. El soporte EFI se vio por primera vez en plataformas Linux en el año 2000, mientras que Windows 2000 en sus versiones Itanium fue el primer sistema operativo de Microsoft en ser compatible con EFI. Por otro lado, los sistemas de Apple ya llevan un buen tiempo utilizando a la implementación de EFI desarrollada por Intel. Si alguna vez te has preguntado por qué las Mac encienden tan rápido, encontrarás gran parte de la respuesta en el EFI.

Sin embargo, el interés de los fabricantes de hardware por adoptar de forma masiva al EFI ha sido mínimo. Han aparecido algunos productos que ofrecen compatibilidad con EFI, pero en el mejor de los casos, dicha compatibilidad se encontraba en fase beta, y nunca alcanzó un estado en el que pueda ser considerada como un producto listo para el público. Además, el BIOS es un "viejo conocido", y como ha sabido cubrir todas las necesidades presentes hasta la fecha, el entusiasmo por adoptar al EFI es casi nulo. De acuerdo a muchos expertos, los beneficios del EFI son insignificantes, no reemplaza por completo al BIOS, y eleva la complejidad del sistema de forma significativa. Como si eso fuera poco, no hay nada que indique cierta retro-compatibilidad entre EFI y los BIOS actuales, de forma tal que el hardware disponible no podría recibir a EFI a través de un flash o una actualización de firmware. Intel, AMD, Apple y Microsoft son apenas cuatro de las grandes empresas que promocionan la adopción del sistema EFI a través de a "alianza UEFI", pero sin el apoyo completo de los fabricantes de hardware, dicha adopción no pasará más allá de comunicados y archivos PDF.

Fuente: Tom's Hardware

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